En una de mis visitas a
mis nietos, que se encuentran en una localidad, donde vi crecer a mis hijos
(SALINAS) Canelones Uruguay, mientras circulaba por esos caminos y senderos
interiores se acercó a mi espejo retrovisor exterior, un personaje muy
autóctono de este país, un hornero que vino a darme las buenas tardes y cosas
del destino se ha quedado tan quieto y tan amigable que dio el tiempo de
hacerle una foto con mi celular.-
Les dejo a continuación
una breve historia de este pájaro tan amigable y trabajador de un canto intenso
y alentador. Parte de la historia es un poco extensa pero vale la pena que
pierdan un instante de vuestro tiempo para poder comprender su vida.-
Es un ave simpática, que
no teme a las cercanías del hombre. Siempre anda en pareja y se instala lo
mismo en un poste telefónico que en la cornisa de una casa...si me
llego a quedar un par de días, tal vez
me hiciera su nido en el espejo....”
Sus vuelos son,
generalmente alrededor del nido, para buscar materiales para su construcción o
alimento para los pichones, nunca se aleja, en el suelo anda a los saltitos.-
Mide entre diecisiete y
veintidós centímetros de largo y pesa unos setenta y cinco gramos. Sus alas son
cortas y redondeadas; tiene cola larga y pico en general más largo que la
cabeza; presentan un comportamiento nervioso y ligero.
Su color es pardo, con
cuello rojizo, garganta blanca, pecho pardo claro, vientre blancuzco y cola rojiza.-
Macho y hembra comparten las responsabilidades
familiares: colaboran en la confección del nido, en el que la hembra pondrá de 3 a 6 huevos blancos, que
incubarán uno tras otro.-
De igual forma educarán
ambos a los polluelos, encaminándolos bajo una cuidadosa vigilancia al estado
adulto y a la independencia.-
La denominación de hornero
(o albañil) se debe a que -durante la estación lluviosa- construye un nido
voluminoso en forma de horno, con una abertura lateral.-
Las paredes de este nido están formadas por
barro, mezclados con pajitas, ramas y pequeños guijarros. Una vez que
endurecen, estos edificios son tan sólidos, que permanecen en buen estado, a
pesar de hallarse a la intemperie, durante varios años; de esta forma, las
parejas permanecen en el mismo nido, de una estación a otra.-
Comienza a construir el
nido en el otoño, emplea para ello barro y paja, que transporta en el pico, en
esta tarea colabora la pareja y trabajan sin descanso durante todo el día,
hasta terminar, y demuestran su alegría con chillidos y cantos.-
Como construye el nido con
barro, el trabajo se inicia después de la época de lluvias. Primero amasan el
material en los alrededores. Luego construyen la base y deciden la orientación
del nido. Cuando el basamento está listo comienzan a levantar la pared en
semicírculo. Por fin queda cerrada la bóveda, con una puerta en forma de ojiva
en uno de sus lados.-
Por último los horneros cierran esa ojiva en
espiral, hacia adentro del nido, y de ese modo queda formada una cámara
interior, que será el verdadero nido y que la pareja tapizará con plumas y
hojitas. Alisan las paredes interiores con el pico o con ayuda de una pajita
cuando el barro aún está fresco. El nido se usa una única vez. Cuando los
pichones lo abandonan también lo abandonan sus padres: construirán una nueva
casa para la próxima nidada.-
La construcción la realizan de afuera hacia
adentro. Un tabique o pared divide el interior en dos partes, en lo más
profundo, la hembra pone cuatro huevos que encuban entre los dos. Los pichones
cuando están en condiciones de abandonar el nido permanecen dos o tres meses
más en compañía de sus padres antes de hacer vida independiente.-
Cuando uno de estos nidos
resulta abandonado por sus legítimos propietarios, existen otros, por ejemplo,
las golondrinas, los jilgueros, los gorriones, los ratones y los caburés, a
quienes no les importa, en absoluto, ocupar este nido elaborado por otros.-
El hornero tiene una única
compañera en toda su vida. Al finalizar el invierno la pareja construye el
nido. En primavera entre los meses de octubre y en noviembre, la hembra pone
cuatro huevos en la cámara interior de la casa.-
La incubación que dura
unos quince días, está a cargo de ambos padres: mientras uno busca comida el
otro mantiene calor de los huevos. Cuando el primero regresa le avisa con su
canto al que está adentro y éste sale entonces a buscar su comida mientras el
que acaba de regresar lo reemplaza en el nido. En la época de reproducción, el
macho pasea sobre el suelo barroso, en pose airada, con la cabeza hacia atrás y
el pecho hacia delante para impresionar a la hembra.-
Y persigue con gritos y picotazos si aparece
un intruso hasta alcanzar el límite de su territorio, donde a su vez lo atacan
otros horneros que lo sienten como invasor. Estas expulsiones mutuas se repiten
varias veces. Los pichones nacen sin plumas y con los ojos cerrados; son
indefensos y permanecen entre dos y tres meses bajo la protección de los padres
quienes les buscan alimento, les enseñan a volar y vigilan sus primeras salidas
el mundo exterior. Cuando ya están en condiciones de vivir independientemente
los hijos abandonan el nido de los padres, pero por lo general se quedan en los
alrededores del lugar donde nacieron.-
El macho y la hembra cantan a dúo emitiendo
agudos trinos que pueden oírse todo el año. El criollo consideró siempre de
buen augurio que este pajarito anidara sobre el esquinero de su rancho. Cuando
hace su casa en los árboles cerca de la casa, es de excelente augurio para el
agricultor, pues la tierra dará abundantes frutos, según creencias populares.
Estos pájaros son útiles a la agricultura, pues se alimenta de insectos
perjudiciales para los cultivos.-
SERÁ... HASTA UN NUEVO ENCUENTRO.-